Nueve mil alumnos optan por lo tradicional

La marcada tendencia por la elección de carreras como Medicina, Contaduría Pública, Administración de Empresas, Ingeniería Civil y Derecho se mantiene invariable entre los  bachilleres. De los cerca de 12.800 estudiantes que hoy rendirán la Prueba de Suficiencia Académica (PSA) para ingresar a la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, unos 9.000 buscan profesionalizarse en estas áreas.

Según información proporcionada por el director del programa de Suficiencia Académica (PAB), Helecto Villarroel, la desproporción en las postulaciones es abismal en algunos casos, no sólo con relación a la cantidad de postulantes, sino también al número de cupos.  Para citar algunos ejemplos, las siete carreras de la Facultad Politécnica tienen 167 postulantes y cuentan con 840 cupos.

Asimismo, se registran 1.365 inscritos para Medicina, pero sólo hay 150 cupos disponibles. Para Arquitectura hay 550 postulantes y 270 cupos. En Ciencias de la Educación hay un postulante para 200 cupos y Administración Educativa tiene cuatro inscritos y 100 espacios. Mientras para Ingeniería Civil hay 541 inscritos y 100 cupos.

En Derecho hay 800 cupos y una cifra similar de inscritos y en Contaduría Pública darán examen 791 jóvenes para cubrir 700 nuevos espacios.

Para Villarroel, pese a que la Universidad realiza un test de aptitudes a los bachilleres antes de que éstos se inscriban, señala que sin tomar en cuenta lo que éste señale, los bachilleres optan por las carreras tradicionales. Para esta PSA suman 8.340 cupos, que este año fueron determinados por la cantidad de estudiantes de primer año que probaron el 60% de sus materias en 2010 y ahora pasaron a segundo curso.

Para el vicerrector de la Uagrm, Óscar Callejas, la universidad sólo tiene la tarea de ofertar las carreras (actualmente 53), pero que la elección es de los estudiantes, que en la mayoría de los casos optan por carreras tradicionales como una respuesta a las exigencias familiares y a la búsqueda de una profesión que les rinda ganancias de manera rápida.

Los datos de la Uagrm de la gestión 2010 demuestran que esta tendencia ha generado que haya 17 carreras que funcionan con menos de 500 estudiantes y que requieren fortalecerse. Entre las más críticas están Ciencias Ambientales, con 73 estudiantes Siderurgia con 41 y Planificación Territorial, con 82. Las demás tienen un número de estudiantes que fluctúa entre 120 y 490 alumnos, éstas son Información y Control de Gestión, Biología, Ingeniería Forestal, Arte, Diseño Integral, Ing. de Control de Procesos, Actividad Física, Sociología, Construcción Civil, Electricidad Industrial, Electrónica, Ingeniería en Agrimensura, Mecánica General y Ofimática.

Por otro lado, hay ocho carreras consideradas dentro de los márgenes óptimos de funcionamiento, pues tienen entre 500 y 1.000 alumnos. Éstas son Ing. de Redes y Telecomunicaciones, Ing. de Alimentos, Ing. Química, Veterinaria, Ciencia Políticas y Administración Pública, Relaciones Internacionales, Trabajo Social, Gestión de Turismo y Lenguas Modernas y Filología Hispánica.

Por otro lado, hay 22 carreras que sobrepasan los 1.000 estudiantes y en algunos casos superan los 6.000, como Derecho y Contaduría Pública. Estas 22 carreras corresponden a ciencias exactas y tecnológicas, y a ciencias de la salud.

Respecto al mercado laboral y a las necesidades del mismo, David Suárez, ejecutivo principal de Estudios Económicos de la Cámara de Industria, Comercio, Servicos y Turismo de Santa Cruz (Cainco) señaló que según datos del INE, el 39% de los desocupados en el país tienen educación superior. Este indicador puede ser explicado por el hecho de que su formación puede no estar coincidiendo con las necesidades del mercado de trabajo. Dijo que es necesaria una coordinación cercana entre el sector empresarial, que es el demandante de mano de obra calificada y las universidades. En la Federación de Profesionales de Santa Cruz indican que es necesario un estudio de mercado laboral actual que dé pautas de las necesidades.

  Carreras  

- No tradicionales. Además de las carreras conocidas y a las que la mayoría de los bachilleres opta, hay otras que son nuevas y no son muy conocidas por los postulantes. 

- Ofimática. El profesional brinda apoyo técnico y administrativo en pequeñas, medianas y grandes empresas en las áreas de administración, funcionamiento de computadoras, contabilidad y archivo. Instala y administra redes informáticas, ensambla máquinas, realiza diseños gráficos y publicitarios y elabora páginas web.

- Ingeniería en Agrimensura. Realiza saneamiento de propiedades rurales y urbanas. Hace proyectos, organiza y mantiene actualizados los catastros territoriales de los municipios. Realiza el replanteo geotopográfico de obras de ingeniería, hace estudio de redes de drenaje mediante redes satelitales y fotografías, hace estudios sobre asentamientos humanos.

- Diseño Integral. Un profesional en esta rama es capaz de emprender y dirigir empresas de servicios en el área del diseño, capaces de interpretar el contexto y desarrollar soluciones para la comunidad, la industria, el sector público y privado. Puede desarrollar y supervisar procesos de investigación útiles para el diseño en general (gráfico, industrial, artesanal, digital).

- Ciencias Ambientales.  Son una disciplina científica cuyo principal objeto es buscar y conocer las relaciones que mantiene el ser humano

consigo mismo y con la naturaleza. Incluye el estudio de problemas ambientales y la propuesta de modelos para el desarrollo sostenible.

Sostienen que hay bastante desorientación vocacional 

El desequilibrio en la distribución de estudiantes en las carreras no es el único problema que se presenta en la Uagrm. De acuerdo con el promedio de los últimos años, el porcentaje de aprobación de la Prueba de Sufienciencia Académica (PSA) y a el Programa de Admisión Básica (PAB) no supera el 12%. En 2010, de 18.566 inscritos en ambas pruebas, sólo fueron admitidos 1.358. Según datos del PAB, sólo 13 de cada 100 bachilleres ingresaron a la universidad. Las cifras continúan siendo desalentadoras al final del proceso educativo, pues sólo el 9% de los que ingresan se gradúan en cinco años, una parte abandona la carrera en el primer año, y los demás arrastran su formación por más tiempo del requerido. 

Una de las causas para el bajo rendimiento en las pruebas de ingreso y la deserción en el primer año, es la falta de orientación vocacional adecuada y oportuna, según algunas autoridades académicas.

La vicedecana de la Facultad de Ciencias de la Salud, Nevy Lourdes Molina, sostiene que el porcentaje de deserción en el primer año fluctúa entre el 30% y el 40% por dos razones: la desorientación vocacional de los bachilleres y la falta de una metodología de estudio. Indica que los estudiantes no se acostumbran a una disciplina diaria de estudio y muchos de ellos no vuelven más a clases después de su primera visita al anfiteatro.

El decano de la Facultad Politécnica, Iván Selaya, manifiesta su preocupación  porque la Uagrm no tiene un presupuesto para promocionar sus carreras nuevas y no tradicionales, y que muchas veces una elección errada depende de la desinformación.

El vicedecano de la Facultad de Humanidades, Remigio Carlos, también coinicide en señalar que uno de los principales problemas es la falta de una orientación adecuada a los bachilleres. Indica que ésta, además de ser una tarea prioritaria de las universidades, debería involucrar a toda la sociedad. Para Carlos es importante que la universidad mantenga una gama de ofertas de profesionalización, porque la comunidad requiere de distintos tipos de profesionales, no sólo que cubran las necesidades económicas y de producción, sino también aquéllas que generen pensamientos y expliquen los procesos sociales, históricos y  antropológicos de la sociedad.

Carlos indicó, que en el caso de los estudiantes de carreras humanísticas, los niveles de deserción son bajos porque los docentes tienen una relación más personalizada con cada alumnos. Sostiene que Santa Cruz requiere una carrera de Historia y otra de Antropología, pero eso no está en los planes de la Uagrm por razones presupuestarias.

El bachiller Jaime Chuquimia se inscribió a Medicina, porque cree que vio que su vecino es doctor y tiene un vehículo de lujo. Rosamaría Loza, se inscribió a Derecho, porque sus papás le dijeron que es una buena profesión.

   Las cifras    

2

Según un estudio de Funda Pro, de cada 100 bachilleres sólo dos optan por las carreras técnicas en nuestro país.

12%

Éste es el porcentaje promedio de estudiantes que cada año logran ser admitidos en la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno.

40%

El porcentaje de deserción que se presenta en el primer año de Medicina, Enfermería, Bioquímica y Farmacia de la Uagrm.

Esto frena el desarrollo

Iván Selaya | Decano de la Facultad Politécnica

El estudio de mercado realizado en 2006 por la Fundación Funda Pro ya puso en evidencia los desequilibrios entre la oferta y la demanda de las distintas profesiones en nuestro país. Este desequilibrio, a decir de los entrevistados en los grupos focales, es marcado, porque en muchos casos profesionales a nivel de licenciatura están ejerciendo funciones que deberían realizar profesionales técnico medio o superiores, subutilizando de esta manera los recursos humanos. Esto se debe a la gran oferta de las profesiones tradicionales y a la gran demanda existente de técnicos y tecnólogos calificados.

Otra cifra que no deja de alarmar es la referida al porcentaje de jóvenes bachilleres que acceden a la educación superior técnica en todo el departamento que ronda el 2%. Es decir, de 100 bachilleres sólo 2 estudian una carrera técnica o tecnológica. Estos hechos deben llamar la atención para que consideren la educación técnica en todos sus niveles, como elemento de profesionalización importante para el desarrollo regional.

Para revertir esta situación, se requiere un trabajo de concienciación y de reposicionamiento de la educación técnica en  nuestra sociedad, y tiene que darse en todos los ámbitos y con todos los actores, desde la empresa privada, el Gobierno en sus diversos niveles, municipal, departamental y nacional,  hasta instituciones de educación, junta de vecinos, sindicatos, medios de comunicación y la sociedad civil en su conjunto.

Es necesario que las autoridades regionales vean estas potencialidades de la educación técnica y tecnológica, y plasmen un proyecto regional de educación técnica que sea parte del desarrollo autonómico de nuestra región.

El Deber

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