Secundaria en Bolivia: “El profesor hace como que enseña, el estudiante hace como que aprende”

El manejo del tiempo en el aula y la repetición mecánica de contenidos son características que un grupo de investigadores identificó en algunos colegios de zonas rurales y urbanas del país. Entonces las brechas educativas entre distintas clases sociales se mantienen.

“El profesor hace como que enseña, el estudiante hace como que aprende”, dice el sociólogo e investigador Andrés Calla, quien ha participado en la investigación Educación y Racismo en la Escuela Secundaria, del Observatorio del Racismo.

Educación en BoliviaEsta semana se informó que miles de estudiantes egresados de secundaria del departamento de Santa Cruz asistieron a la Prueba de Suficiencia Académica (PSA) tres veces este año con deficientes niveles de aprobación. En la última oportunidad sólo el 15% de los postulantes superaron la prueba, y quedó la inquietud en la sociedad cruceña acerca de la preparación académica de los bachilleres.

El Observatorio del Racismo no se concentró en estudiar el fenómeno descrito, pero sí se interesó por analizar la heterogeneidad de los procesos pedagógicos. Para ello sus investigadores acudieron a distintas unidades educativas, en zonas urbanas y rurales, con el propósito de conocer las dinámicas internas a los colegios. Las observaciones en campo mostraron que existen brechas a nivel pedagógico entre los establecimientos estudiados, con el resultado de que “la educación más efectiva es provista a quienes ocupan posiciones dominantes en la sociedad, mientras que quienes ocupan posiciones subordinadas reciben una educación con muchos elementos de ‘simulacro’ y cuya eficacia es restringida”.

El manejo del tiempo en el aula y la repetición mecánica fue uno de los aspectos evaluados por el equipo del Observatorio. El sociólogo Andrés Calla explica que “en los colegios más alejados (zonas rurales) es donde se encuentran dinámicas más irregulares, manejos del tiempo más discrecionales, condiciones más precarias de comunicación entre profesores y estudiantes, menor preparación de los estudiantes; mientras que en los colegios de élite la situación es la inversa”.

En cuanto a la administración del tiempo, las etnografías de una unidad educativa en San Rafael de Velasco, por ejemplo, mostraron que el horario de clases se retrasa por “desidia” de los profesores, las clases quedan suspendidas porque los profesores viajan a San Ignacio, porque simplemente se ha convenido informalmente que los viernes no se pasa clases o porque se improvisan feriados, como el del Día de la Madre.

En los colegios de zonas urbanas “se observa una adecuación tácita a los horarios”, dos establecimientos de convenio en las ciudades de La Paz y Santa Cruz, por ejemplo, se asumía que la hora de ingreso al aula es respetada incluso si el timbre no suena.

A esto se añade que existe una constante pugna de los estudiantes por restar tiempo al profesor con el propósito de evitar un examen o la presentación de una tarea.

La repetición mecánica de contenidos es otra característica analizada por Andrés Calla, para quien esto sucede más cuanto más bajo se está en la estructura social. La repetición puede ser porque, como sucede en San Rafael (Chiquitos), algunos de los profesores no están formados como tales y buscan una forma de subsanar esa situación en la repetición de los textos. En otros colegios, dice el estudio, la repetición se da como la aplicación dogmática de los contenidos de una materia.

Tanto la administración del tiempo como la repetición mecánica “juegan un rol importante en la reproducción de las brechas educativas que existen entre las clases altas y las más bajas”.

La investigación no explica, no era su propósito, el bajo desempeño de los bachilleres en los exámenes de ingreso a la universidad pública este año, pero sí muestra una dinámica que de alguna manera marca la vida futura de miles de egresados de secundaria que comienzan a enfrentarse a la sociedad. // PIEB

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